Cocina de la mansión

Me quedo esperando en la puerta a que Alexandra aparezca.

- Ok... pues, ¿por qué estás en la Escuela de Escritores? ¿Por tu hermana o porque te gusta escribir? - le pregunto interesada.

- Me alegra que confíes en mí, Alexandra. Al contrario que tú, yo no puedo confiar mucho en alguien... De ahí mi nombre. Nadie sabe mucho de mí, y quien llega a descubrir cosas, no acaba muy bien que se diga... Te estoy diciendo esto, para que sepas que algunas veces no podré contestarte a algunas preguntas.
La miro, intentando sonreírle, pero no podía.

Salgo de allí para irme a mi casa.

Llegamos a casa y con Ross, me dirijo a la cocina...con nauseas y dolor de cabeza...
- oye, Ross...¿no tienes algo para las nauseas?

- Lo mejor que puedes hacer es vomitar...
Le dije, mirándola muy preocupada.

- Bueno... voy a buscar a ver si veo algo para las náuseas...
Mientras buscaba, me acordé de las clases y le dije:
- Álex... creo que ya deberías ir mirando las clases que se van a dar... y ver si te vas a apuntar a Arte Dramático... Excepto por ésta, las demás son obligatorias pero aun así, tienes que dejar los datos que pidan los profesores para que puedan llevar el control de los alumnos. Cuando puedas, te pasas ya que las clases empiezan el lunes, ¿ok?
Le informé mientras encontraba un medicamento para las náuseas y se lo tendía.
- Creo que esto te ayudará...

-Si, tal vez ir a Historia me ayude a....
Pense y añadí:
-¿Que es?

- Pues... deberías preguntarle al profesor de la asignatura, ¿no? Asi... aprovechas y hablas con él también.
Le guiñé un ojo y le sonreí.

- Ni yo... no sé si habrá tenido que ir a algún sitio o algo... pero bueno, lo veré pronto, seguro...
Dije, un poco afligida, pero sin que se notara en mi voz.

- ¡Bah! Tranquila, no me haces sentir mal... de hecho, me lo esperaría... Pero al menos, que me deje como es debido, ¿no? Con eso me basta...
Me quedé mirándola y luego me puse a buscar entre los cajones y la nevera algo para poder preparar algo de cenar.
- ¿Quieres que te prepare algo de cenar, Álex?
Le sonreí.

- Si... Bueh..este... que hay?
Traté de cambiar de tema sin que se notara.
-Hay pescado?

Seguí mirando la nevera y le dije:
- No te preocupes... que si quieres para ti a Alexander, te lo dejo... yo... solo quiero verte feliz...
Encontré un poco de pescado en el congelador.
- Sí que hay pescado... ¿quieres que cenemos pescado?

- ¡Pillina! - exclamé.
Cogí el pescado y un poco de ensalada de la nevera y empecé a preparar la comida en silencio. Estaba pensando en muchas cosas, cosas que últimamente habían pasado... pero no podía dejarme llevar, no en estos momentos. Para nada me convenía caer... Cuando terminé la cena, la puse en la mesa y me senté en una de las sillas a comer.